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sábado, mayo 12, 2012

Pequeños placeres IV: Caminar de noche

¿Por qué permanecer entre aquellas rugientes paredes de metal? ¿Por qué no caminar bajo las estrellas tan sinceras, tan cercanas y frías?

Y caminar por el placer de caminar, ansiando el silencio nocturno arrebatado por infinidad de maquinas inútiles.

Y ser consciente de la suerte que me acompaña, y dejar paso a la esperanza, y recuperar la fuerza y la voluntad.

viernes, enero 29, 2010

Pequeños placeres III: Silencio

Apoyado contra la encimera de la cocina en la solitaria casa, tomo en silencio un vaso de cocacola a pequeños sorbos. El refresco burbujea en mi boca, bajo mi lengua. Me paro a pensar un instante en el sabor dulce, en la sensación de las burbujas en la punta de mi lengua. Puedo oírlas.

Puedo oírlas incluso a pesar del atronador sonido del reloj automatizado del horno, con su mecánico thuck-thuck-thuck que recuerda a un martillo hidráulico. Puedo oírlas sobre el contundente tic-tac del reloj de pared.

Cierro los ojos. Al momento, comienzo a percibir mas sonidos. El motor de la nevera. Los coches allá a lo lejos. Niños jugando, no se donde. Voces en algún otro piso, quizas una televisión, o una radio.

Son sonidos lejanos, apenas perceptibles. Quizás si me moviese, alejándome del ruido de mi cocina, podría escucharlos mejor, pero tengo la sensación de que si abro los ojos y doy un solo paso, todo este mundo de diminutos sonidos desaparecerá, llevándose la calma consigo.

Abro los ojos, doy un ultimo trago al vaso y vuelvo a mi habitación. La casa está en silencio.

miércoles, enero 07, 2009

Pequeños placeres II

Las puertas se abren con un chillido metálico y el aire violento revuelve mi pelo. Bajo mi mirada el suelo corre ignorante y sin voluntad. Cada vez mas lento, pero todavía lo suficientemente rápido. Bajo el primer escalón y coloco mi pie sobre el viento que solo existe desde mi perspectiva. Un paso, un solo paso y me deslizo al encuentro de ese mundo en movimiento.

Y la inercia se convierte en una fina lámina de fantasía bajo mis pies que me impulsa a volar.

martes, octubre 21, 2008

Pequeños placeres I

Desnudarme y meterme en la bañera todavía vacía, fría. Abrir el grifo, poner el agua demasiado caliente, hasta que casi queme. Adoptar un posición cuasi-fetal y dejar que la vista se fije en un punto infinito. ¿Cerrar los ojos? ¿Mirar la nada blanca que se encuentra a un metro inalcanzable?

Dejar que pase el tiempo, no como un proseguir de segundos como martillos, sino como un continuo fluir imperceptible. Perderme en mis pensamientos mas profundos y poco a poco dejar de ser yo para volver a ser un poco mas que un niño.

Dejar que el agua ascienda poco a poco, con sus corrientes ciclicas lamiendo cotas cada vez mas altas de mi cuerpo. Reirme de las burbujas de aire atrapadas en mis pelos. Desaparecer. Regresar al mundo real y darme cuenta de que el agua ya casi llega hasta mi pecho. Sumergirme y sentir la carencia de peso de mi cuerpo...