martes, diciembre 08, 2015

Objects in the rear view mirror may appear closer than they are

Es extraño mirar atrás. Supongo que ahora mas de lo que fue antes. Antes uno solo podía mirar al pasado como algo que se aleja más y más en el retrovisor, hasta que solo podías fiarte de tus recuerdos. Y no hay nada mas mentiroso que los recuerdos. Ahora, todos tenemos nuestro pasado documentado, reflejado de alguna forma difusa y digital.

De vez en cuando me gusta echar un vistazo atrás. Siempre he pensado que uno de mis fallos es pensar mas en pasado que en futuro, pero también creo que me ayuda a recordar quien soy, quien fui, y quien quiero ser. Así que, cuando aprieta la nostalgia, o cuando me apetece mandarlo todo a la mierda, miro atrás.

Ha sido extraño mirar atrás esta vez. Porque, cuando he seguido el rastro binario, desandando el paso del tiempo, me encontrado en un lugar extraño. Un lugar diferente al que recordaba, no por completo, pero si en los detalles. Como si uno llegará a su casa y, aunque siguiera siendo su casa, todas las cosas estuvieran ligeramente fuera de sitio. Y me he encontrado con cosas buenas que ya no recordaba y que echo de menos, y con cosas que no me gustaban y que ya no tengo que aguantar.

Pero lo más extraño ha sido no reconocerme a mi mismo. Estoy seguro de haber escrito algo parecido en este mismo blog hace años, pero esta vez la sensación es distinta. O al menos no la recuerdo así. ¿Quien era aquel que escribía por mi? ¿A que se dedicaba? ¿Que pensaba? ¿Cuales eran sus metas? Y no estamos hablando del chaval que hace 10 años se iba de viaje a Madrid a ver a Warcry, estamos hablando de unos pocos años atrás. Todo parece tan cercano en el tiempo para ser tan diferente.

¿Era mejor o peor que yo? En realidad no tiene importancia. Echar de menos a mi yo del pasado es extraño, pero no demasiado útil: los caminos nunca pueden desandarse de verdad. Pero está bien recordar que, visto en detalle, el pasado no era tan dorado como parecía. Tener claro que cosas no me gustaban de aquel pasado para dejarlas enterradas por siempre, y que cosas buenas pueden funcionar hoy.

Los últimos años de mi vida han sido una locura, con todo patas arriba de pronto y cayendo en una espiral autodestructiva. Pero cuando la recuerdo, a veces tengo la sensación de que esa es la vida de otro. De que es algo que le paso hace cientos de años a alguien muy diferente que vivía en otro mundo. Y que he cambiado, que ya no soy el mismo Pero eso también lo he escrito aquí antes ¿no?

No son los mejores tiempos, pero tampoco son los peores. Y sin duda, están mejorando: de alguna forma creo que he llegado hasta los controles y he dejado de caer en barrena. Ahora, toca ver a donde ir.